Mi trabajo consiste en vivir con conciencia, buscando maneras de ampliar la mente y estar presente en cada acción. Es una intención constante, que a veces logro y otras, muchas otras, no. Por eso, en mi camino busco y he buscado actividades que me permitan ejercitar esta conciencia de forma concreta. Como todo hábito que queremos desarrollar, comenzamos con acciones más visibles, aquellas que nos permiten percibir la diferencia, y poco a poco tendemos hacia formas más sutiles. Crear rituales me ayuda a transformar acciones que podrían considerarse "innecesarias" en momentos que requieren atención plena, o a realizar tareas cotidianas de una manera especial, distinta a lo habitual. Estos rituales son una práctica para mantenerme en el presente, donde la atención está en el gesto, en el “cómo” y en la forma de hacer las cosas. En mi práctica de zenga, esta intención es evidente, es la esencia misma de todas las artes Zen: ir despertando a la vida a través de los gestos que se requieren para ejecutarlas. Las piezas que realizo —sahumadores, cuencos para flores, portavelas, vertedores— están impregnadas de esta intención. Son herramientas para el despertar y una invitación a compartir esa conciencia en lo cotidiano.