Kintsugi es el arte japonés de reparar piezas de cerámica rota. Su sentido reside en aceptar las fisuras como parte de la historia del objeto, restaurándolas con paciencia y tiempo, y haciéndolas visibles mediante el uso de polvo de oro.“Aroma a Kintsugi” nació de un accidente: varias piezas cerámicas explotaron inesperadamente en el horno durante una fase experimental. Lo que inicialmente viví como un fracaso y frustración por las pérdidas, se transformó en una oportunidad. Decidí unir las partes en una segunda horneada con el mismo esmalte, no para recrear lo que había intentado hacer, sino para dar vida a lo que la pieza ya estaba siendo. Esta nueva perspectiva me permitió descubrir formas y bellezas inesperadas, comprendiendo que el despedazamiento no era una desintegración, sino una posibilidad de recreación.Este proceso me recordó, una vez más, que los conceptos residen en nosotros, y que de nosotros depende cómo proponemos y creamos belleza.Este proyecto invita a cuestionar no solo aquello que percibimos como roto, sino también nuestra manera de ver y relacionarnos con lo que nos rodea, ofreciendo una nueva posibilidad de comprender, aceptar, habitar, transformar las experiencias que alguna vez parecieron negativas.