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A Silvina
Por
María Casalla, filósofa, poeta
Ahora todo se demora adrede como debe ser. Mi hermana del viento me trae la esperanza renovada propia del amanecer. Feliz, algo espera en su vientre colmando de dulces imprecisiones la gravidez del tiempo. El niño crece azul. Derramará su inocencia en las almas ansiosas que anhelan su rostro. Hoy, la coronita del milagro teje y desteje su suerte. La Madre que pinta con sus manos, tantos mitos lejanos, rezuma alegría en sus ojos claros. Las palabras calladas estallan en el aire cantando plegarias. Todo está lleno de Dioses.
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